jueves, 10 de mayo de 2007

Iosi Havilio

Las puertas de la percepción

Opendoor se recuesta ligeramente sobre el lado menos romántico de la locura. Si el modelo psiquiátrico de “puertas abiertas” intentaba contener a los locos permitiéndoles construir una rutina, la protagonista va en la dirección precisamente opuesta: su novia desaparece, pierde el trabajo, deja la ciudad; le insume cien páginas y muy poca angustia, porque los datos de la realidad parecen llegarle anestesiados, sin fuerza. En la segunda mitad va acostumbrándose a otra vida en una chacra de la localidad bonaerense de Open Door, así llamada por la “colonia psiquiátrica” cercana; sin obligaciones, en compañía de un hombre mayor, va enamorándose de una vecina adolescente y sacude con sexo y drogas la masa informe en que se le ha convertido el tiempo. “Locos y no locos confundiéndose en un mismo lugar, irreconocibles unos de otros, intercambiables, algo de eso está en la génesis de la novela”, explica Iosi Havilio de su primer libro. Antes, sin embargo, hizo incursiones en el teatro (Los comeclavos, co-dirigida con Marcelo Savignone) y en el cine: está en preproducción Corner, que dirigirá Luis Ziembrowski sobre un guión de ambos.
“Si las puertas de la percepción fueran abiertas, el hombre percibiría todas las cosas tal como son, infinitas”. Con esa cita de William Blake se abría Las puertas de la percepción, aquel ensayo en el que Aldous Huxley tomaba una dosis de mezcalina y lanzaba la hipótesis de que la supervivencia cotidiana nos impide ver el mundo tal como es. Pero en Opendoor el cuerpo sobre el que operan sexo y drogas no es ya el espacio místico de las fantasías psicodélicas, ilimitado y potente, sino el cuerpo restringido sobre el que intervenimos con café, ketamina o antidepresivos, sabiendo de sobra que al final del camino no habrá iluminación: “Lo revelador, como sucede con la protagonista de Opendoor, no está en lo que percibe sino más bien en esa capacidad ilimitada de percepción —propone Iosi—. Ver y sentir, cada vez un poco más, hasta el agotamiento”.

Opendoor (Entropía), 199 páginas.

Inrockuptibles | Mayo 2007

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